Martes, 11 Enero 2011 18:05

Haití: un año después del terremoto, el drama sigue para millones de personas

Por www.elpais.com.co y EFE

Casi un año después del terremoto que devastó Haití, 380 000 niños y más de 400 mil adultos continúan viviendo en campamentos temporales donde reina el hacinamiento. Estos albergues concentran a más de un millón de personas, pese a la masiva movilización internacional en favor de ese país.

Un informe del Fondo Mundial de la Infancia, Unicef, dependiente de Naciones Unidas, afirmó este viernes que las víctimas del sismo están repartidas en 1.200 asentamientos provisionales, aunque sólo el 9% de éstos cobija a más de la mitad de la población desplazada.

"La otra mitad se encuentra, literalmente, dispersa en cientos de sitios con menos de un millar de personas, lo que convierte al desplazamiento en una situación compleja en sí misma", reconoció el organismo.

El terremoto del 12 de enero del año pasado, que causó unos 316 000 muertos, afectó a una población infantil que ya estaba privada de sus derechos más básicos.

“Es muy decepcionante la situación en la que se encuentra Haití, un año después del terremoto con miles de personas viviendo en tiendas de campaña en condiciones deplorables de dignidad humana y de higiene.” Ariane Arpa, directora general de Intermón Oxfam.

Según datos de Unicef, cuando ocurrió el desastre sólo la mitad de niños tenía acceso a la educación primaria, sólo una quinta parte llegaba a la secundaria y apenas el 2% de alumnos terminaba este nivel, en tanto que uno de cada cinco niños entre 5 y 14 años trabajaba.

En cuando a servicios básicos, la mayor parte de la población carecía de los más elementales: sólo uno de cada cinco haitianos tenía acceso a instalaciones sanitarias y, de hecho, Haití era uno de los pocos países del mundo donde este indicador había empeorado en los últimos años, explicó la portavoz del Unicef en Ginebra, Marixie Mercado.

Históricamente, Haití también ha sido uno de los países con mayor desigualdad de ingresos y, según los datos vigentes antes del terremoto, la mitad de la población vivía con menos de un dólar al día.

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El informe del Unicef ofrece también uno que otro resultado esperanzador, como la confirmación de que en el último año no hubo aumento en los niveles de desnutrición aguda en niños menores de 5 años, lo que puede atribuirse a los esfuerzos de las organizaciones humanitarias en el terreno.

En cambio, la ONG Oxfam describió este jueves un cuadro desalentador al afirmar que la reconstrucción se encuentra en un "punto muerto" y que si todavía hay más de un millón de personas viviendo bajo carpas es debido a una trágica combinación de indecisión por parte del gobierno y descoordinación de los donantes.

Ante esa crítica, el portavoz de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Ficr, Paul Conneally, comentó en Ginebra que "nadie puede decir que la acción humanitaria en Haití haya sido un éxito" y que se han visto "los límites" de la misma.

Reconoció también que la isla sigue en una "fase de emergencia", aunque la comunidad humanitaria trabaja con una "visión de largo plazo".

Sin embargo, Conneally también dijo que "esta fue la acción de respuesta humanitaria más importante en la historia de nuestra organización y ha superado todos nuestros logros anteriores, incluida la operación tras el tsunami de Indonesia".

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"El Gobierno haitiano, los donantes y Naciones Unidas tienen una responsabilidad compartida en la explicación a la población de porqué la reconstrucción no ha sido más rápida. Hay que identificar problemas y hacer correcciones", reconoció Farid Zarif, responsable del Departamento de Operaciones de paz de la ONU para América Latina y Europa.

Junto a las autoridades locales, la ONU es uno de los principales blancos del descontento por el lento progreso de la reconstrucción tras el sismo del 12 de enero de 2010, que dejó sin hogar a 1,5 millones, según cifras del propio organismo, que también sufrió un duro golpe, al perder a 101 de sus miembros en el desastre.

Desde entonces, ha encabezado los esfuerzos para reconstruir el país y, por ejemplo, a través del Programa Mundial de Alimentos (PMA), llegó a asistir a 4 millones de personas en las semanas posteriores al desastre. Un año después, aún alimenta a 2 millones y proporciona 80 000 puestos de trabajo.

Además, impulsó en Nueva York una conferencia de donantes en la que se prometieron 10 000 millones de dólares para la reconstrucción y nombró como enviado especial a ese país al ex presidente estadounidense Bill Clinton, quien copreside la comisión encargada de administrar las donaciones.

Clinton reconoció en su reciente visita a Haití que comparte la frustración de los haitianos con la lentitud de las mejoras, aunque les aseguró que "verán una gran aceleración" en 2011 y que cientos de miles de desplazados podrán mudarse a hogares permanentes.

Un año después, y según Zarif, las expectativas sobre el ritmo de reconstrucción "sabemos ahora que eran exageradas".

"Haití padece una sucesión de crisis que parece interminable y que deja a gran parte de la población en condiciones cada vez más desesperadas", dijo el experto, quien resaltó que al incumplimiento de las expectativas se han sumado sucesos como la epidemia de cólera, que agravan aún más la desesperación.

De la misma opinión es el jefe de la misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Haití, Stefano Vannini: "Muchos se preguntan qué ha cambiado. Han pasado doce meses y seguimos igual".

Haitianos siguen a la espera de la ayuda prometida

Tras el sismo llegaron toneladas de alimentos y dignatarios mundiales visitaron Puerto Príncipe.

La ayuda partió de la vecina República Dominicana, que demostró su solidaridad en todo momento, incluyendo la creación de un puente aéreo por el que entraba y salía la asistencia internacional, ya que el aeropuerto de la capital haitiana estaba inhabilitado.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que "desde el comienzo (...) República Dominicana dio asistencia con generosidad y rapidez" y el primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, afirmaba que la ayuda dominicana "tiene un valor incalculable".

El 31 de marzo, en una cumbre de donantes en Nueva York, el mundo se comprometió a aportar 5 300 millones de dólares en dos años, cantidad considerada importante, pero insuficiente para acometer la reconstrucción del país.

Haití sufrió la destrucción de 60% de las infraestructuras del Gobierno, daños en unas 200 000 casas y pérdidas por 7 800 millones de dólares, equivalente al 120% de su producto interior bruto en 2009.

Por eso, Bellerive calificó en noviembre pasado como "exiguo" el aporte prometido tras la catástrofe.

Doce meses después del sismo, buena parte de ese monto sigue sin llegar a la nación antillana y en julio pasado, al conmemorar los 6 primeros meses del sismo, el presidente haitiano, René Préval, aseguró que había una gran desproporción entre los fondos necesarios para la reconstrucción y los recibidos hasta entonces.

Los donantes reconocen que no toda la ayuda prometida ha sido enviada. Por ejemplo, Estados Unidos afirma que, de los 2 000 millones de dólares que aprobó para ayuda humanitaria a Haití, solo 1 150 han sido entregados y 920 están bloqueados en el Congreso, que debe dar luz verde al envío, por cuestiones burocráticas y de procedimiento.

El Banco Mundial espera terminar de entregar 749 millones de dólares a finales de 2011, el FMI aprobó la condonación de la deuda haitiana, de 268 millones de dólares, y el Banco Interamericano de Desarrollo destinó 176 millones de dólares a Haití durante el 2010.

La Unión Europea, por su parte, asegura que de los 1 235 millones de euros (unos 1.600 millones de dólares) que ofreció para la reconstrucción haitiana, hasta ahora ha concedido 422 millones de euros (unos 560 millones de dólares).

A su vez, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) ha reunido el 75% de los 100 millones de dólares que prometió para el país caribeño, explicó su representante especial en Haití, Rodolfo Materolo.

Pero el desfase puede ser mayor. En septiembre pasado, el jefe de la misión para la estabilización en Haití (Minustah), Edmond Mulet, dijo ante el Consejo de Seguridad de la ONU que si se descontaba la condonación de deudas, en esa fecha Haití solo había recibido el 20% de lo prometido.

Y en un artículo publicado el pasado 17 de diciembre, el líder cubano Fidel Castro recordaba que el enviado especial de la ONU para Haití, el ex presidente de EE.UU. Bill Clinton, reconoció tras una reunión de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH) que solo se han entregado 897 millones de dólares.

Pero "los 897 millones de que se habla no se ven por ninguna parte", criticó Castro.

Denuncia a la que se han unido voces como las del sacerdote Ángel García, presidente de la ONG española Mensajeros de La Paz, quien dijo que en Haití "no se ha reconstruido nada".

La CIRH reconoció en su reunión de mediados de diciembre en Santo Domingo que los objetivos para 2011 incluyen la reubicación de 400 000 de los 1,3 millones de desplazados que aún malviven en campamentos desde el terremoto y la retirada del 40% de los escombros originados por el sismo.

El Gobierno haitiano es "flojo" y "no sabe coordinar", aseguró en octubre Gérald Michel Mathurin, ex ministro de Agricultura de Haití, quien añadió que antes del movimiento de tierra, Haití ya estaba sumergida en una crisis profunda "multidimensional" en los ámbitos económico, político, social y cultural.
Se refería, entre otras, a que el desempleo antes del sismo era del 70% y la pobreza extrema afectaba al 80% de la población.

A este difícil parorama hay que sumar el fuerte brote de cólera. La epidemia, que desde octubre pasado causó la muerte de 3 651 personas, no ha llegado a su punto máximo en Haití, donde en las próximas semanas se registrarán más casos, advirtió el martes en Ginebra la Organización Mundial de la Salud (OMS).