¿Cuál fue la causa del Terremoto de Pedernales?
El Terremoto de Pedernales se originó en la zona de contacto entre la Placa oceánica de Nazca y el Sliver Norandino que es el extremo nor-occidental de la placa Sudamericana. En este caso la placa de origen oceánico (más pesada) subduce o se introduce por debajo del continente Sudamericano (Figura 1).
En la zona donde las dos placas están en contacto existe un fuerte rozamiento y como consecuencia, la acumulación de una gran cantidad de energía elástica, la misma que en un determinado momento es relajada por una ruptura súbita (sismo), que origina ondas que se propagan por el interior de la Tierra hasta llegar a la superficie, donde se producen importantes daños (ciclo sísmico, figura 2).
En el caso del Terremoto de Pedernales esa ruptura se generó a unos 20 km de profundidad, abarcando una superficie de alrededor de 110 km en dirección longitudinal entre Punta Galera al norte hasta Cabo Pasado al sur, y alrededor de 40 km en dirección perpendicular a la fosa, con un desplazamiento máximo calculado de 7 m.
Como es habitual, luego de un evento de este tipo y de esta magnitud, se registraron miles de réplicas; hasta diciembre de ese año, se localizaron más de 2800 y hasta diciembre de 2017, el total ascendió a 3500 réplicas.
Las réplicas ocurrieron principalmente alrededor de la zona de ruptura, sin embargo, se observó la ocurrencia de otros eventos tanto al sur (Manta e Isla de Plata) como al norte de la zona (Esmeraldas), ver figura 3.
En 2018 y 2019, la actividad sísmica en esta región disminuyó considerablemente, sin llegar a superar los 320 eventos localizados en cada año.
Para mayores detalles técnicos del terremoto, se puede consultar el informe anual del año 2016 (https://www.igepn.edu.ec/informes-sismicos/sismicos-anuales/20518-informe-sismico-para-el-ecuador-ano-2016/file)
¿Se volverá a repetir?
La teoría del ciclo sísmico nos cuenta que este tipo de fenómenos son repetitivos en el tiempo. Se conoce que la zona donde se originó el Terremoto de Pedernales se rompió dos veces en el siglo pasado. La primera vez como parte de una ruptura más grande ocurrida en 1906, la misma que generó un sismo de magnitud Mw entre 8.5 – 8.8. La segunda vez, en 1942, con una ruptura casi exacta a la ocurrida en 2016 (Noquet et al., 2017). Según esta información, se sabe que luego de varias décadas se volverá a repetir un sismo de similares características o que incluso puede tener una ruptura más extensa, que por ende generará una magnitud más alta.
Si la zona de Pedernales tardara varias décadas en volver a romperse, ¿podemos estar tranquilos hasta que esto ocurra?
Lo mencionado previamente no quiere decir que podemos estar tranquilos, sin preocuparnos por varias décadas antes de que ocurra un sismo similar al del 2016. Se debe tomar en cuenta que, bajo el mar en la zona de subducción, existen otras áreas que están acumulando energía, al igual que fallas en la parte interna del continente. Enfocándonos en la subducción, gracias a la historia, se sabe que dichas zonas tuvieron actividad en el pasado y según lo que nos cuenta el ciclo sísmico, volverán a repetirse. Este es el caso de áreas localizadas al frente de Esmeraldas y Tumaco. La zona de Esmeraldas generó un sismo de magnitud Mw 7.7 en el año de 1958 y la de Tumaco tuvo una ruptura equivalente a una magnitud Mw 8.1, en 1979; y estos dos segmentos, junto con la zona de ruptura de Pedernales se activaron conjuntamente en 1906, produciendo un megaterremoto de Mw 8.5 – 8.8. En el caso de los eventos de 1906, 1958 y 1979 se reporta una amenaza adicional, que es la generación de tsunamis. Esta situación seguramente se repetirá en el caso de terremotos futuros frente a las costas de Esmeraldas y Tumaco.
Entonces, ¿qué debemos hacer?
La lección que nos deja el Terremoto de Pedernales y otros que han ocurrido a lo largo de la historia, es que no estamos en capacidad de predecir sismos y que en cada momento debemos estar preparados a afrontar una eventualidad igual o mayor que la del 2016, por lo que es necesario ser conscientes de la importancia de construir con técnicas sismo-resistentes y saber cómo actuar en el momento que ocurra un fenómeno de esta índole.
SV, MS, AC
Instituto Geofísico
Escuela Politécnica Nacional
Referencias
Alvarado, A., L. Audin, J. M. Nocquet,E. Jaillard, P. Mothes, P. Jarrín, M. Segovia, F. Rolandone, and D. Cisneros (2016), Partitioning of oblique convergence in the Northern Andes subduction zone: Migration history and the present-day boundary of the North Andean Sliver in Ecuador, Tectonics, 35, doi:10.1002/2016TC004117.
Nocquet, J.-M., J. C. Villegas-Lanza, M. Chlieh, P. Mothes, F. Rolandonne, P. Jarrín, D. Cisneros, A. Alvarado, L. Audin, F. Bondoux, X. Martin, Y. Font, M. Régnier, M., Vallée, T. Tran, C. Beauval, J. M. Maguiña Mendoza, W. Martinez, H. Tavera and H. Yepes (2014), Motion of continental slivers and creeping subduction in the northern Andes, Nature Geoscience, DOI: 10.1038/NGEO2099.
Nocquet, J.M., Jarrín, P., Vallée, M., Mothes, P.A., Grandin, R., Rolandonne, F., Delouis, B., Yepes, H., Font, Y., Fuentes, D., Régnier, M., Laurendeau, A., Cisneros, D., Hernández, S., Sladen, A., Singaucho, J.C., Mora, H., Gómez, J., Montes, L, and Charvis, P. (2017), Supercycle at the Ecuadorian subduction zone revealed after the 2016 Pedernales earthquake, Nature Geoscience, http://www.nature.com/ngeo/journal/v10/n2/full/ngeo2864.html.