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Sismos

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Uno de sus objetivos fundamentales es el monitoreo sísmico permanente de la actividad de origen tectónico y volcánico del territorio nacional.

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Volcanes

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Los volcanes activos son observados a través de diversas tecnologías.

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Instrumentos

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La tecnología comprende un conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. No es de sorprenderse que a diario aparezcan nuevas técnicas y revolucionarias teorías que permitan que la tecnología avance a pasos agigantados, facilitando procesos y resolviendo problemas dentro de diversas áreas del quehacer de la comunidad en general.


Desde su creación, el IG ha visto la necesidad de utilizar instrumentos que le permitan realizar una precisa vigilancia tanto en sísmica como en varios otros parámetros relacionados al vulcanismo.

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     Un día como hoy, hace 105 años, un sismo de magnitud 8,8 (según el Servicio Geológico de Estados Unidos, USGS), golpeó a la ciudad de Esmeraldas y a otras ciudades del Litoral y, minutos más tarde, generó un tsunami que arrasó numerosas poblaciones costeras de Ecuador y Colombia. Dicho terremoto ocurrió a las 10h36 del 31 de enero de 1906, de acuerdo con el Centennial Earthquake Catalog (Engdahl y Villaseñor, 2002), y tuvo su epicentro en la zona de subducción de la placa Nazca bajo la placa Sudamericana, en el Océano Pacífico, frente a las costas esmeraldeñas.

     Si bien las precarias comunicaciones de la época no permitieron contar con un reporte real sobre la cantidad de víctimas y daños materiales, según el USGS, de 1 000 a 1 500 personas fallecieron por el sismo y sobre todo por el tsunami, que llevó en media hora olas de hasta 5 metros a las playas de las poblaciones fronterizas entre Ecuador y Colombia. Estas olas también arribaron de minutos a horas más tarde a playas más distantes hacia el sur de Ecuador. La cifra de muertos hubiera podido ser muchos más alta, de no ser porque el tsunami se produjo durante la marea baja y porque en esa época la zona afectada estaba escasamente poblada.

     Los daños provocados por el terremoto fueron reseñados por los periódicos de la época, según una recopilación hecha por José Egred. El Tiempo, de Quito, informaba el 4 de febrero de 1906, que desde Tumaco, Colombia, cerca de la frontera con Ecuador, había llegado la noticia de que “Hundiéronse Boca Grande y Las Varas. El punto denominado Tierra Firme cambió de sitio.” En Pichangal, Esmeraldas, continuaba el matutino quiteño, cayeron muchas casas. “El cable [telegráfico] de norte y sur se encuentra interrumpido; cuatro vapores salieron para repararlo en el Pacífico”. El diario El Manabita, por su parte, informaba el 9 de febrero de 1906: “Por pasajeros llegados en el vapor Quito sábese que la población de Esmeraldas ha sufrido la destrucción de 30 casas y 15 en Limones por consecuencia de los últimos temblores. En Tumaco dizque fue un verdadero terremoto, donde perecieron como 600 personas. Los temblores continuaron hasta el 6 del presente […] Cabo Manglares, Boca Grande, Trujillo, Boquerones y Huecada [en Colombia] han sido barridos por el mar.” También el periódico El Grito del Pueblo aportó datos: “El temblor del 31 ha sido de horrorosas consecuencias en estas costas [de Ecuador y Colombia]. El agua en ola azotó furiosamente las riveras de los ríos. El movimiento del mar que llevó las aguas sobre los altos árboles destruyó centenares de vidas. Fue precedido por un rumor hondo y profundo y el suelo quedó literalmente cubierto de peces y aves. En el río Telembí han sucumbido 52 familias […] El mar no ha vuelto a normalizarse.” (28 de febrero de 1906).

 

Ankara, 25 oct (PL) A 366 ascendió la cifra de muertos con mil 301 heridos a causa del terremoto que sacudió el sur de Turquía, precisaron hoy autoridades de la Dirección Oficial de Situaciones de Emergencias del país euroasiático.

  El sismo de 7,2 grados de magnitud en la escala Richter derrumbó el domingo dos mil 262 edificios en la provincia de Van, fronteriza con Irán, una de las zonas de mayor intensidad sísmica del planeta.

La ciudad de Ercis fue la más afectada por el movimiento telúrico, donde continuaron este martes las labores de rescate en busca de más sobrevivientes, bajo un intenso frío otoñal.

Fuentes de la Cruz Roja confirmaron el hallazgo con vida de una mujer embarazada y sus dos hijos, tras permanecer 35 horas atrapados por los escombros, según mostraron imágenes de la televisión.

Entre los siete rescatados en las últimas horas figuran un anciano y un bebé, pero los agentes de salvamento advirtieron que con el paso del tiempo sería un milagro hallar a otros sobrevivientes, notificó el periódico Hurriyet Daily News.

Mientras tanto, las autoridades mantienen la alerta ante las continúas réplicas en el centro y los alrededores de la tegión de Van.

El gobierno turco dispuso el envío de dos mil 400 equipos de rescate y más de 200 ambulancias hacia las 45 ciudades afectadas.

Según el viceprimer ministro, Bulent Arinc, unos 10 países ofrecieron ayuda a Ankara con materiales, alimentos, equipos de salvamento y personal especializado, consignó la agencia Anatolia.

Por su situación geográfica Turquía se haya comprendida dentro del cinturón Transasiático, una de las zonas de mayor actividad sísmica del planeta. Hasta la fecha el más devastador de esos fenómenos ocurrió en 1939, en Erzincan, con saldo de 45 mil muertos.

El terremoto de Izmit, en 1999, ocasionó más de 17 mil víctimas mortales. La propia región de Van fue sacudida por un sismo en 1976 que dejó unos cuatro mil muertos.

mem/oda

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&;task=view&id=423455&Itemid=1

27 de febrero de 2012

El sábado 27 de febrero de 2010 a las 03:34 (tiempo local en Chile) se generó un sismo de magnitud 8.8 (Mw) con epicentro ubicado a 8 Km al oeste De Curanipe, en la provincia de Cauquenes, VII Región del Maule, con una profundidad menor a 30 Km. El sismo fue percibido en países vecinos como Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú, Uruguay y sur de Brasil.

Debido a que el epicentro se ubicó en el piso océanico, su gran magnitud y poco profundidad, el sismo generó un tsunami que impacto poco minutos después costas chilenas. Sin embargo, debido a problemas de comunicación y confusión entre entidades encargadas de monitoreo y alerta de este fenómeno en Chile, no fue alertada la población ocasionando varias muertes en puntos alejados al epicentro como el archipiélago de Juan Fernández. Este suceso aún no ha sido esclarecido y es la causa principal para que varios miembros de dichos centros se  enfrenten a un juicio sin dictamen final hasta la fecha.

De acuerdo a diversas publicaciones como el de la NEIC de la USGS (Servicio Geológico de Estados Unidos) el terremoto y posterior tsunami generaron al menos 526 muertos, 56 desaparecidos, más de 12 000 heridos y 800 000 personas desplazadas. Se reportaron por lo menos 370 000 viviendas, 4013 escuelas, 79 hospitales y 4200 barcos con daños severos o destruidos en el área de Valparaiso-Concepción-Temuco. El total de perdidas económicas en Chile fue estimado en 30 000 millones de dólares (17%PIB). El tsunami dañó o destruyó muchos edificios y caminos en Concepción, Constitución, Dichato y Pichilemu. Además se suma la destrucción de edificios públicos, obras del patrimonio cultural, infraestructura vial, portuaria, aeronáutica, religiosa, deportiva, instalaciones de las Fuerzas Armadas y De Orden y Seguridad, entre otras.

Entre los varios problemas generados por estos fenómenos fue la pérdida total o parcial de servicios  básicos agua potable, electricidad, telefonía fija y portátil. Sin embargo, uno de los mayores problemas fue los robos y saqueos que se iniciaron poco tiempo después, menos de un día, a tiendas comerciales, edificios y viviendas.

A los dos años del terremoto y tsunami de Chile, aún no se han concluido las tareas de reconstrucción y en este día varias poblaciones iniciaron protestas por considerar que el proceso de reconstrucción es muy lento.

LT

Instituto Geofísico

Escuela Politécnica NAcional

11:30 (tiempo local)

Artículo originalmente publicado el 12 de enero de 2011 en "Nuestro Blog"

El terremoto de Puerto Príncipe tiene singular importancia en la historia de los desastres naturales que han impactado a América Latina y el Caribe, en primer lugar debido al gran número de víctimas que causó el sismo (más de 316 000 muertos, 350 000  heridos y 1’500 000 desplazados, según datos oficiales proporcionados por el Primer Ministro de Haití al cumplirse el primer aniversario del terremoto) y, en segundo, porque congeló, luego de 30 segundos de trepidación intensa, el desarrollo de todo un país.  Solo un sismo en el último siglo produjo mayores pérdidas de vidas, el terremoto de 1976 en Tangshan, China, mientras que el gran terremoto de Sumatra del 2004 cobró la vida de 230 000 personas, aunque la devastación provocada por este último se debió principalmente al posterior tsunami que se generó a causa del terremoto y que barrió las costas del Océano Indico.

He aquí algunos temas recogidos de la experiencia haitiana, que obligan a nuestra reflexión:

1. Los daños causados por terremotos pueden sobrepasar la capacidad de respuesta de un país en el corto plazo, pero también su capacidad de recuperación a mediano y largo plazo.

Los daños causados por el terremoto del 12 de enero de 2010 se han estimado entre 7 500 y 14 000 millones de dólares que representan hasta el 120% del PIB de Haití. Si se comparan los costos económicos de la tragedia con los causados por el terremoto de Chile (alrededor de 20 000 millones de dólares), parecerían ser similares al estar dentro del mismo orden de magnitud. La diferencia radica en que la reserva monetaria de Chile a la época del terremoto sobrepasaba los 45 000 millones de dólares. En buen romance, Chile podía absorber el impacto de la catástrofe sin ayuda externa; a Haití el terremoto le significaban 54 años de retraso en su desarrollo (suponiendo que el crecimiento económico de Haití se mantenía a un promedio de 2,22% anual que es la media de los últimos cinco años según el Banco Mundial). En otras palabras, Haití retrocedió en esos fatídicos 30 segundos a su condición anterior a 1956. Siendo ya un país con inmensas dificultades para su desarrollo, el terremoto lo ha colocado en una situación prácticamente inviable y los problemas de todo tipo que se vislumbran en los titulares de la prensa que sobre Haití, desde insalubridad y la epidemia de cólera hasta ingobernabilidad y la imposibilidad de elegir presidente, son prueba de ello.

2. Donde la tierra ha temblado, temblará (Plinio el Viejo, alrededor de 79 AD)

A pesar de que se conocía que Haití se encuentra en una zona sísmica muy activa, marcada por la presencia de una microplaca tectónica llamada Gonave, muy poco se hizo para no presentar una vulnerabilidad extrema ante los terremotos característicos de una zona límite de placas.  Esta microplaca se está moviendo en sentido contrario a la vecina placa de Norteamérica una velocidad de 2 cm cada año y acumula energía sísmica a esa tasa anual. Cabe anotar que la placa de Nazca se mueve contra la placa de Sudamérica, en la que se localiza el Ecuador, a razón de 6 cm por año, tres veces más rápido que en Haití, con lo que en la zona de rozamiento entre nuestras dos placas se acumula también tres veces más energía sísmica que en el ambiente tectónico haitiano.

La falla geológica causante del terremoto se denomina falla Enriquillo- Plantain Garden y atraviesa el sur de Haití de oeste a este, penetrando en República Dominicana con la que Haití comparte el territorio de la Isla Hispaniola. La falla pasa muy cerca de Puerto Príncipe y había sido claramente reconocida como activa antes del fatídico 12 de enero de 2010.

Puerto Príncipe en particular y todo el trazado de la falla Enriquillo-Plantain Garden fueron afectadas por grandes terremotos en 1684, 1751, 1770 y 1860. Un atento observador podrá notar rápidamente que cada siglo en la historia de Haití al menos un gran terremoto liberaba la energía sísmica acumulada de manera constante por el movimiento diferencial de las dos placas tectónicas y que era cuestión de tiempo que la pausa telúrica observada durante el Siglo XX se rompiera. Seguramente muchas décadas de inestabilidad política y problemas económicos y sociales hizo olvidar a los haitianos estos capítulos de su historia. En el Ecuador, y en particular en la Sierra centro-norte, la historia sísmica es muy similar. Todos los siglos a partir de la conquista tienen uno o más terremotos emblemáticos que causaron gran destrucción, muerte y posterior refundación o reasentamiento de las ciudades: 1698 Ambato, 1797 Riobamba, 1868 Ibarra, 1949 Ambato. Son capítulos de nuestra historia que no podemos olvidar. No es para sorprenderse que en el mismo entorno socioeconómico, Haití careciera de un centro sismológico, de códigos de la construcción y de una cultura de prevención ante terremotos.

3. Las construcciones mal diseñadas y mal construidas son peligrosas
A pesar de la gran catástrofe y de la percepción que se pudiera tener de la magnitud de los daños al observarlos a través de los noticieros de la televisión, no todo se destruyó en Puerto Príncipe. Evaluaciones realizadas después del sismo permitieron reconocer que las construcciones con menores daños fueron, por un lado, aquellas diseñadas y construidas siguiendo normas sismorresistentes efectivas y, por otro, aquellas construcciones muy pobres, hechas con materiales muy livianos, con paredes de madera y techos de metal corrugado (Lindell, 2010).

Sin embargo, los mayores daños se observaron en estructuras moderadamente costosas, estructuradas con columnas y losas de concreto rellenadas con paredes de bloques de concreto, pero que no contaban con ninguna capacidad para absorber, transmitir y/o disipar las fuerzas sísmicas por sus graves deficiencias en diseño sismorresistente y por métodos de construcción y materiales inadecuados (Lindell, 2010).

Grandes diferencias separan a Ecuador de Haití en lo que a su desarrollo se refiere (Indice de Desarrollo Humano: Ecuador puesto 77; Haití puesto 145; datos relativos a 2008. PIB: Ecuador puesto 65; Haití puesto 132; datos relativos a 2007. Fuente FMI); sin embargo, no deja de llamar la atención que la descripción hecha del tipo de construcción mayoritariamente destruida en Puerto Príncipe tenga gran similitud a la que, por práctica común, predomina en Quito y en gran parte de la Sierra ecuatoriana. Es muy aventurado establecer con base en esa sucinta descripción que las construcciones en Quito se comportarían de manera similar a las de la capital de Haití. Sin embargo, no podemos dejar de recordar que, según datos oficiales, el 68% de la construcción en Quito es informal y, por tanto, con alta probabilidad de haber sido edificada sin criterios sismorresistentes y con métodos y materiales inadecuados para una zona sísmica.
 
4. La topografía es un factor a tener en cuenta en la amplificación de las fuerzas sísmicas

Es ampliamente conocido que en las cuencas y el fondo de los valles las fuerzas sísmicas se amplifican principalmente por la presencia de capas de suelos poco consolidados. El caso más claro al respecto se observó durante el terremoto de México de 1985, donde los daños se circunscribieron a edificios construidos en suelos blandos correspondientes al relleno del antiguo lago de Texcoco.

Estudios realizados por Hough y otros (2010) a raíz del terremoto de Haití han demostrado que la topografía también es un factor de amplificación de las fuerzas sísmicas en niveles mayores a los esperados. Esta amplificación sísmica provocó daños importantes en construcciones localizadas en las partes altas de las colinas y crestas de las lomas que circundan Puerto Príncipe provocando el daño y colapso de importantes hoteles, embajadas y viviendas. Las condiciones de la topografía que circunda a muchas ciudades de la Sierra y a algunas de la Costa ecuatorianas nos obliga a tomar en cuenta a este factor.

Nos duele mucho la tragedia que asoló Haití y que continúa un año después. Aprendamos de su tragedia para evitarnos dolores propios. Reflexionemos sobre nuestras propias vulnerabilidades para tratar de reducirlas antes de la siguiente campanada del reloj sísmico.

 

Hugo Yepes/Mario Ruiz

Instituto Geofísico

12 de enero de 2011

Sábado, 06 Abril 2024 14:52

Accidente de Marco Solís

El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IG-EPN) manifiesta su profunda consternación ante el accidente sufrido por nuestro compañero Marco Antonio Solís Martínez el día de ayer cerca de la cumbre del volcán Cayambe. Queremos resaltar las cualidades personales de Marco, su amabilidad, su dedicación y responsabilidad en el trabajo, además de su alta preparación como un experto escalador y andinista.

Marco Antonio Solís Martínez, nació un 15 de junio de 1987, en Ambato, Provincia de Tungurahua, donde cursó sus estudios de primaria y secundaria. Obtuvo su título universitario en Ingeniería Electrónica y Control en la Escuela Politécnica Nacional en el año 2017, donde se destacó como uno de los alumnos sobresalientes de su clase.

Accidente de Marco Solís
Figura 1.- Ing. Marco Solís, funcionario del IG-EPN.


Su pasión por las montañas lo llevó a unirse al Club de Andinismo de la Escuela Politécnica Nacional en 2016, donde llegó a ser Director Técnico e Instructor de Maniobras para Seguridad en Montañismo y Alta Montaña.

Durante su vida profesional colaboró en las mediciones de campo en glaciares para proyectos conjuntos entre el INAMHI y el IRD, manteniendo redes meteorológicas instaladas a más de 4000 metros de altura, así como equipos de medición en glaciares instalados a más de 5000 metros de altura en el volcán Antisana. Así mismo, trabajó como consultor independiente en proyectos de diseño en elaboración de circuitos y procesos de automatización.

En 2019, Marco entró al IG-EPN como parte del Área de Instrumentación, donde se encargaba de instalar equipos, adecuar la infraestructura necesaria para ellos y preparar la transmisión datos vitales para la vigilancia sísmica y volcánica en el país. Colaboró en varios proyectos interinstitucionales mediante la instalación y mantenimiento de estaciones de vigilancia sísmica y volcánica sobre todo en zonas de difícil acceso.

Accidente de Marco Solís
Figura 2.- Marco Solís coronando la cumbre del volcán Cotopaxi en enero de 2022.


Inmediatamente destacó de entre sus compañeros por su impresionante fuerza física y resistencia, sobre todo para trabajos en la altura. Su gran experiencia con equipos de montañismo, rescate de alta montaña e instrumentos para acceso vertical era reconocida por sus colegas. Lideró incontables misiones a zonas de difícil acceso para dar mantenimiento a estaciones de la Red Sísmica Nacional y las redes de monitoreo de volcanes como Cotopaxi, Cayambe, El Reventador, Sangay, Chiles entre otros. Así mismo participó en la instalación de estaciones sísmicas temporales, dentro de proyectos científicos enfocados en la zona de subducción del país y para el seguimiento de la actividad de los volcanes Sierra Negra y Fernandina de las islas Galápagos. Sus más recientes trabajos de campo fueron la instalación de la estación sísmica y de infrasonido para el monitoreo del volcán Sangay en la zona de Guarguallá y el mantenimiento de la estación SAGA, en el sector de La Playa al sur occidente del Sangay.

Accidente de Marco Solís
Figura 3.- Marco Solís junto a sus colegas y amigos del área de instrumentación en una misión de mantenimiento de estaciones del IG-EPN en las Islas Galápagos, en agosto de 2022.


En sus tiempos libres no se despegaba de los volcanes, desempeñándose como guía de alta montaña y coronando en repetidas ocasiones las cumbres más altas y difíciles de nuestro país, además de otras en el exterior.

Accidente de Marco Solís
Figura 4.- Marco Solís, junto a personal del IG-EPN y de la FAE, previo a realizar tareas de mantenimiento de estaciones en el volcán El Reventador. (Foto E. Pinajota, 2020.)


Accidente de Marco Solís
Figura 5.- Marco Solís realizando mantenimiento de estaciones de Monitoreo en el volcán El Reventador.


Quienes lo conocieron lo recuerdan como una persona reservada, de pocas palabras, pero muy amable, respetuosa, responsable, de fuerza física y determinación impresionantes. Se lo recuerda también porque gozaba de un excelente apetito, lo cual generaba risas junto con sus colegas y amigos.

Accidente de Marco Solís
Figura 6.- Marco Solís cerca de la cumbre del volcán Cayambe, en marzo de 2024. (Foto: J. Garrison.)


Marco era muy conocido en el plano del Andinismo Ecuatoriano, llegando a romper una de las marcas entre sus colegas para subir trotando a la cumbre del volcán Cotopaxi en menos de 1h30 y lo logró sin oxígeno y en horas de la mañana cuando las condiciones climáticas son más críticas para un andinista. Además, participó de misiones de alto impacto mediático como las de exploración para la reapertura del ascenso a la cumbre del volcán Cotopaxi, donde con otros montañistas de élite, pertenecientes al GIR y al Ministerio de Ambiente, conquistó su cumbre tras cerrarse al público tras la erupción del 2022-2023.

Accidente de Marco Solís
Figura 7.- Marco Solís, coleccionando cumbres, amante de las montañas, hijo, hermano, amigo.


La madrugada del 05 de abril de 2024, mientras realizaba un ascenso al volcán Cayambe en compañía de dos turistas extranjeras, las malas condiciones climáticas generaron una importante avalancha que le sorprendió a una altura de aproximadamente 5700 msnm y los arrastró hacia el interior de una grieta en el glaciar. Poco después, otros andinistas reportaron el suceso y se inició un gran operativo de búsqueda y rescate. Los equipos de rescate lograron llegar al sitio del accidente la tarde del mismo día, pero no tuvieron éxito en encontrar a las personas desaparecidas.

Accidente de Marco Solís
Figura 8.- Infografía sobre el operativo de búsqueda y rescate, tras el accidente del 05 de abril de 2024. (Fuente: Bomberos Quito.)


Sus compañeros de trabajo, colegas y amigos del IG-EPN, del Club de Andinismo de la EPN y quienes pudieron encontrarse con él en sus actividades profesionales o en las laderas de una montaña, lamentamos profundamente el accidente. Al momento, las acciones de rescate se retomarán por parte de los entes encargados cuando las condiciones de la montaña mejoren.

 

D. Sierra, G. Pino, M. Ruiz, S. Vaca, S. Hernandez, A. Peralvo, G. Viracucha, P. Mothes, M. F. Naranjo, E. Pinajota
Instituto Geofísico
Escuela Politécnica Nacional